En 2021 celebramos el quinto aniversario de Red Acampa por la Paz y el Derecho a RefugioUn largo camino, tan difícil como estimulante, y que ha sido posible gracias al trabajo generoso de las personas que componen nuestra Red, en que confluímos en la defensa de los Derechos Humanos.

Más de setenta organizaciones locales e internacionales, todo el voluntariado y las personas que compusieron los distintos equipos de coordinación cada año, dieron lo mejor de sí mismas para lograr que esta iniciativa de carácter local alcanzase la dimensión actual y una proyección internacional indiscutible.

Se sumó a este trabajo el compromiso de las instituciones públicas; Ayuntamiento, Diputación y Universidad de A Coruña, que comprendieron la necesidad de compartir con los movimientos sociales de la ciudad valores de solidaridad; también merecen una mención especial las empresas, que, aplicando el precepto de responsabilidad social corporativa, quisieron sumar su apoyo a nuestra iniciativa.

Acampa es un movimiento transversal que suma y da protagonismo al tejido social más activo de cada ciudad en la que se constituye: Coruña, Madrid, Piracicaba-São Paulo (Brasil), Lisboa (Portugal)… Por eso nos resulta incomprensible y abiertamente criticable el desinterés de la Xunta de Galicia hacia la propuesta de la Red Acampa en Galicia, que no es otra que la de un movimiento colectivo y plural en defensa de los Derechos Humanos, especialmente siendo el Gobierno de un pueblo tan históricamente solidario como el gallego.

Acampa por la Paz y el Derecho a Refugio nació para mostrar, informar, contrastar, debatir y actuar desde la unidad; para estos objetivos necesitamos de todas las manos, la implicación y compromiso de la ciudadanía.

Sin duda alguna, la situación de pandemia vivida en el último año y medio no ayuda. Son tiempos de desánimo colectivo que debemos superar para seguir actuando. Cada día que pasa perdemos más derechos y, lo que es más grave, en muchos casos esta pérdida pasa desapercibida.

Poco a poco nos quitan lo que costó muchos años de lucha y demasiadas vidas conquistar. Pero no debemos olvidar que los derechos no los regalan: se conquistan y se defienden.

En este momento, en la parte del mundo más desarrollada económicamente, avanzamos frente a la pandemia con la vacunación como garantía. Pero, como siempre, en otros países, millones de personas se están quedando atrás, muy atrás. Es vital que avancemos juntos, globalmente, sin olvidar que el derecho a la salud es un derecho humano fundamental.

Es imperativo que las vacunas lleguen a todo el planeta, que la sociedad recupere los miles de millones que le entregamos a la industria farmacéutica para investigación, los miles y miles de millones que ya hemos pagado por las dosis de las vacunas, asumiendo contratos opacos firmados a espaldas de la ciudadanía.

El expolio y el empobrecimiento de muchos países por la avaricia colonialista no pertenece al pasado, es el presente que a diario narran las personas que huyen de la violencia, de la pobreza, de la sequía, del hambre y de la extrema desigualdad, incompatibles con la vida. El expolio y la violencia que lleva asociada desequilibran el mundo. La injusticia no termina ahí. Al mismo tiempo, esos países expoliadores les cierran las fronteras a las personas que huyen en busca de alternativas vitales.

La solidaridad y la garantía de los Derechos Humanos debe ser el principal objetivo político de todo gobierno que se defina como democrático, y la Unión Europea lleva décadas pagando a terceros países con regímenes nada democráticos para que realicen el trabajo sucio de control de fronteras, sin importarles los medios que puedan utilizar para lograrlo. Se trata de impedir “a cualquier precio” que lleguen a las puertas de la Unión Europea.

En el último informe del Trasnational Institute* (TNI) profundizan en las técnicas utilizadas y las consecuencias de estas políticas de “subcontratar y externalizar la represión”. Las imágenes y los vídeos tomados en los centros de detención financiados por la UE en Europa Oriental, los Balcanes, Asia Occidental y África y otras regiones “muestran condiciones similares a las de los campos de concentración”, señala el informe. La incomunicación, las ejecuciones extrajudiciales, la tortura, las violaciones, los sobornos y el “destierro al desierto” son algunas de las consecuencias de la política europea de fronteras.

Acampa 2021 recoge el testigo de un 2020 marcado por el confinamiento y que nos dejó con el programa previsto a medias. Por eso en esta edición, queremos continuar desarrollando la idea marcada por las organizaciones, de profundizar en el expolio, en el saqueo como causa de pobreza, de desplazamientos forzados, de guerras y violencia.

Para reforzar el objetivo fundacional de Acampa hemos puesto en marcha el Reconocimiento Internacional Acampa a la defensa de los Derechos Humanos que este año, por votación popular, han recaído en el MST – Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra, de Brasil y en uno de los referentes de la lucha social en Galicia, el activista coruñés Nicanor Acosta.

Para que la solidaridad y la garantía de los Derechos Humanos sea un objetivo político de todo gobierno democrático, es necesaria la implicación de una ciudadanía bien informada y con capacidad para exigir el rumbo adecuado. Hagámoslo!

*Informe de Trasnational Institute
https://www.tni.org/files/publication-downloads/externalizar-la-opresion-tni.pdf

Acampa 2021